Las diferencias entre informar y comunicar son abismales. Aunque la información forme parte del proceso comunicativo, en muchos casos cuando nos limitamos exclusivamente a informar no logramos atraer la atención de la mayor parte de nuestros públicos-objetivo y, por tanto, no logramos atraerles, seducirles ni influir en ellos, que es lo que busca una buena comunicación.

La información sirve de materia prima a la comunicación, que debe saber pulirla para convertirla en un preciado diamante que seduzca a los grupos de interés de una empresa u organización. Informar a secas supone partir de los intereses de la empresa u organización mientras que comunicar implica conocer a tus receptores, segmentarlos y ofrecer contenidos útiles y específicos a cada uno de ellos.

Es decir, informar parte de mí hacia el otro mientras que la comunicación eficaz empieza en el conocimiento del receptor para entablar conversación sobre aquello que le es útil y le interesa, sobre nuestros valores compartidos.

La palabra comunicar deriva del latín communicare, que significa “compartir algo, poner en común”. Esto conlleva que la persona o público al que te dirijas tenga algo que compartir contigo y quiera hacerlo. Y para eso debes conocerle, saber cuáles son sus intereses, dónde encajan con los tuyos, qué le puedes aportar y cómo dirigirte a él para ganar su confianza a lo largo del tiempo y mantenerla a base de no engañarle ni traicionar sus expectativas. Porque cuando te diriges a un grupo de interés o consumidor, generas expectativas. Si las cumples o las superas lograrás vincularles, ganar su confianza. Si les decepcionas te puede costar una crisis de reputación.

En este punto la comunicación juega un papel clave, porque es la que se encarga de conocer y escuchar a tus públicos, de elaborar un mensaje atractivo que defina tus valores y la propuesta de valor que te hace diferente, la que encuentra la forma y el momento más adecuado de hacerlo llegar a cada uno de tus públicos, la que mantiene la conversación abierta de forma constante en el tiempo y, finalmente, la que mide continuamente las respuestas y anticipa las nuevas demandas que puedan hacerte.

En definitiva, una buena comunicación te hace único a ojos de tus consumidores y grupos de interés, les seduce y atrae, logra influir en ellos y permite liderar de forma proactiva la conversación. Todo ello genera confianza y reputación. Eso es comunicar.